lunes, 1 de abril de 2013

Mis cuentos - Inicio

En esta tirada no está todo dicho.
No solamente podemos (pueden) emitir una opinión, sino que es posible intervenir dando alternativas para los protagonistas.
Es interactivo, y podrán plantear tantas opciones como vicisitudes correrá el personaje.
Están iniciados algunos, pero luego nos iran dando más temas a su gusto, no como en el Face o Blogspot que nos hacen los cambios que se les OCURREN (?) sin tenernos en cuenta.

Aclaración: Pueden hacer un texto tan largo como quieran, con la única condición que lo terminen con dos opciones, para que alguien más ponga su imaginación en juego.

¡Muchas gracias!


¡Vamos con el primero! El revólver <=Clic


 Fuente: http://escribiendocuentos.es.tl/Inicio.htm

El revólver - Opción 1.1

La alarma no funcionó, y vimos como se alejaban sintiendo impotencia, bronca y miedo.
Empezamos a caminar hacia la avenida que estaba a unas 10 cuadras por lo menos, mientras mirábamos en todas direcciones pensando en como salir de allí.
Hicimos señas a los pocos que pasaron, pero en lugar de parar aceleraban.
Llegamos a la avenida y tomando por ésta vimos a lo lejos un cartel de remisería.
Martín se venía quejando de las piedritas que pisaba, pero cuando vimos el cartel pareció que ya no le importaba y quedó en silencio apurando el paso.
En la puerta había un cartelito indicando "Solo clientes con código", pero me tiré el lance y toqué timbre.
Desde la trastienda apareció un tipo que, sin abrir, dijo:
- ¿Que quieren?

Le expliqué lo que nos había pasado y si nos podía llevar a la comisaría para hacer la denuncia...
- ¿Tenés código?
- No, pero se trata de una emergencia.
- ¿Sabés leer? Dice bien clarito solo con código; y tómenselas porque llamo a la policía.
- ¡Andate a la puta madre que te paríó, infeliz de mierda! Llamá también a tu mamá para que te proteja, ¡cagón!

El tipo dio media vuelta, agarró el teléfono, marcó y aparentemente hablaba con la policía.
Martín preguntó en voz baja:
- ¿Porqué lo insultaste? A ver si sale con un palo...
- Lo insulté porque se lo merecía. Una cosa es que tome precauciones y otra muy distinta ser ignorante. Un tipo que trabaja de noche tiene que aprender los códigos de la calle y este tipo es de los que ven un accidente y se van para no tener que complicarse, no brindan pistas a los que pueden resolver el caso, ni llaman a emergencias.

Seguimos caminando por la avenida y a lo lejos notamos las luces parpadeantes de un patrullero que venía hacia nuestro lado. Apuré el paso a su encuentro, lo paré y le expliqué.
Después de 20 minutos pasando datos por radio, propuso:
- Vamos a dar una vuelta por donde se fueron, a ver si los vemos.
- Vea oficial... Esto pasó hace por lo menos una hora y los chorros deben estar por lo menos a 40 Kilómetros de acá en cualquier dirección. Mejor vayamos a la comisaría a hacer la denuncia y no perdamos tiempo.

Pidió permiso a la seccional por su radio y nos llevó, dejándonos en la puerta.
Una oficial estaba tras un mostrador y nos dio las buenas noches.
Hicimos la denuncia y tuvo el buen gesto de llamarnos un remís desde allí mismo.
No escuché que le pidieran código alguno, pero a los pocos minutos lo teníamos en la puerta y nos fuimos a casa.
Del auto nunca más tuve más noticias, por lo que presumo que terminó en un desarmadero o desmantelado en la calle.


FIN


El revólver - Opción 2

Aminoré la marcha y a baja velocidad miré en ambas direcciones y crucé en rojo, lamentando no haber respetado la opinión de Martín. Ni bien cruzamos, dijo:
- ¿Viste a los tipos atrás del árbol?
- No.
- No se trata de “portación de cara”, sino de su actitud. Escondidos a la sombra y a esta hora no será para nada bueno, pensé que los habías visto y por eso cruzaste en rojo.
- No los vi, porque para cruzar en rojo tomo las precauciones que corresponden, Martín. Una cosa es violar un semáforo y otra estrellarse contra uno que cruce, como un boludo.
- ¡Que lo parió!
- ¿Qué pasa?
- Me acabo de dar cuenta que si yo hubiera estado manejando hubiera parado atento al semáforo, pero no hubiera mirado en la vereda atrás del árbol, y lo pude hacer porque estoy de acompañante.
- ¿Te parecieron sospechosos?
- Más que sospechosos, te diría que con el 90% de posibilidades que si parábamos nos asaltaban.
- ¿Qué hacemos?
- ¿Qué hacemos?, ¡respirar aliviados que nos salvamos!
- ¿Y si alguno para?
- ¡Que se yo, no es cosa mía!
- Sí que es cosa tuya, Martín, recién dijiste que si fueras vos el que manejabas hubieras respetado el semáforo. El que para es un Martín, o sea uno igual que vos.

Mientras hablábamos, había tomado por la lateral y al llegar a la esquina tomé por la paralela, hasta salir nuevamente, tres cuadras antes de la esquina peligrosa a la calle inicial.
- ¿Qué hacés, boludo?, te estás metiendo otra vez en la boca del lobo.
- Tranquilo Martín, quiero mirar y que mires bien todos los detalles que se puedan.
- ¡¡Estás loco, estás loco!! Dejate de joder y no pasemos de nuevo.
- Abrí bien los ojos, Martín, aprovechá que no tenés que estar atento al camino y grabate todos los detalles: vestimenta, actitud y el nombre de la calle que cruza, que tenés mejor memoria que yo.
- ¡La puta que te parió!... ¡¡Estás loco, estás loco!!

Llegamos a la esquina y repetí el cruce en rojo, pero también miré hacia donde Martín había dicho. Alcancé a distinguir a uno con ropa oscura y gorrita de visera roja.
- ¡Ya está, ¿te diste el gusto?! Estoy cagado en las patas…
- También tengo miedo, Martín, pero no perdamos la calma.

Mientras tanto ya tenía el teléfono móvil con el 911 marcado, y solo oprimí “send”.
(Aclaro para los lectores que, en Argentina y otros países, el 911 es el teléfono de Emergencias).
- Emergencias policiales –dijo una voz femenina- ¿Cuál es su emergencia?
- No es una emergencia, pero en la esquina de Venezuela y Marconi hay tres individuos sospechosos.
- ¿De que localidad me habla? ¿Me puede dar su nombre, señor?
- Disculpe, Venezuela y Marconi en Quilmes. Mi nombre es Esteban Kito, kito con K.
- ¿Cuál es la emergencia?
- Aparentemente hay tres individuos esperando que un automovilista se detenga en el semáforo para asaltarlo. ¿Puede mandar un patrullero a verificar?
- Corto con usted y envío su pedido, señor.
- Gracias y buenas noches.

Opciones:

1)=> No aparece patrullero ni móvil policial alguno.

2)=> Llegan varios patrulleros con las balizas prendidas.


El revólver - Opción 1

(Viene de El revólver - Cuento interactivo )

Paramos en el semáforo y no se veía un alma.
De pronto, como surgidos de la nada, teníamos tres tipos que nos encañonaban. Uno parado frente al motor, tenía un revólver tomado con las dos manos como se ve en las series yanquis, apuntándome a la cabeza; otro me apuntaba desde el vidrio a la izquierda y dijo:
- Abrí la puerta y no te muevas hijo de puta, o te quemo.

Levanté las manos y destrabé el picaporte. La puerta se abrió de un tirón y, golpeándome con el cañón del arma exigió:
- Bajate y dame la plata y la campera, y ¡no te hagas el boludo porque te cago a corchazos!

Mientras le daba la billetera me tironeaba la campera para sacármela, pero alcancé a escuchar un ruido como de vidrios rotos. Me volví y alcance a escuchar que el tercer individuo le gritaba a Martín:
- ¡Sos boludo vos, sos boludo! ¡o querés morirte!...

En voz alta, para que escuchara Martín, pero también los otros, dije:
- Tranquilo amigo, tranquilo, no hay resistencia. Cuando hay que perder se pierde y nosotros perdimos…
- Dale, dale, dale, dale –apuró uno de ellos-.

Se subieron al auto y salieron acelerando.
Solo atiné a pulsar el control de alarma sin siquiera sacarlo del bolsillo, lamentándome no haberlo probado nunca y rogando que tuviera efecto porque ya estaban a unos 40 metros.

Escuché que Martín decía:
- ¿Por qué no aceleraste?
- ¿Con uno parado delante del auto?
- ¡Lo hubieras pisado!
- Nos hubieran metido 30 tiros.

Recién entonces noté que Martín estaba descalzo, que había vidrios en el suelo y que tenía sangre en la cara.
- ¿Qué paso? –pregunté-.
- Rompió el vidrio el hijueputa y me golpeó con el revólver.
- Estate preparado –le dije-, pulsé la alarma y si funcionó se les va a quedar en un par de cuadras, y estos están tan drogados que en lugar de rajar son capaces de venir a buscarnos.

Opciones:

1) => La alarma no se activó a tiempo.

2) => La alarma funcionó y el auto se detiene.


El revólver - Cuento interactivo

El revólver

- Martín, le dije, no estamos viviendo bien y la inseguridad reina, se hace notar y no es, como les gusta decir a los políticos y pseudos periodistas, una sensación.
¿Sensación?... ¡Las pelotas!
A cada rato te enterás por la tele que desvalijaron o mataron a alguno, y lo peor es que es solo una muestra de lo cotidiano.
Todas las casas tienen rejas, salís mirando hacia todos lados, no transitás por zonas calientes ¿y todo porqué? Porque no tenés quien te defienda, y la policía siempre llega tarde, no por su culpa solamente, sino porque no funciona el sistema.
Hoy no podemos tomar mate en la puerta, porque vienen dos guachos, sacan un fierro, se meten en tu casa de prepo y no sabés como termina la historia. Te afanan todo, violan a tu mujer y tu hija y, si tenés suerte, por ahí te la ponen a vos también.
- Y, sí, el gobierno no se ocupa.
- Los legalistas acatan, sin revisar si lo normado es correcto o no; y así podemos ver a quien para en un semáforo de los suburbios, a las tres de la mañana y luego aparece en el noticiero sensacionalista contando sus peripecias.
- Los semáforos son para respetarlos, y si están ahí es por algo.
- Están ahí porque un funcionario ignorante y pelotudo los hizo instalar.
-No, el que lo puso sabe más que vos, ¿o pensás que te las sabés todas?

Estábamos en un callejón sin salida y aproveché la oportunidad, me desvié del camino y pasé por un barrio bastante “pesado”, buscando un semáforo que conocía. Cuando estábamos a unos 300 metros estaba en verde, y le dije:
- Ese semáforo se va a poner en rojo cuando estemos llegando y me obliga a violarlo…
- Lo vas a violar porque sos transgresor, no porque “te obligue”…
- ¿Querés que pare?
- El que maneja sos vos pero a mí no me gusta.
- ¿Querés que pare?

Opciones:

1) => Parar en el semáforo, respetando la postura de mi amigo, aunque el volante está en mis manos.

2) => Pasarlo en rojo, sin tenerlo en cuenta, aplicando mis conocimientos.

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